ILOCA.- Cómo una catástrofe natural
transformó una escuela en colegio. Artífices Lucy Ana Avilés Hernández,
Benjamin S. Walton y Hernán Avilés Jasse fueron investidos ciudadanos ilustres
de Licantén.
Todos vivimos
esa madrugada del 27 de febrero y el miedo de los nuestros fue propio. En
la costa de Licantén, todo fue peor. Un terremoto cuya fractura fue más
cercana y un maremoto como pocas veces hemos tenido registro.
Casas, y
escuelas de La Pesca, Iloca y Duao que quedaban en nada. Una escuela
modular que dio respiro a todos. Un sueño de un matrimonio entre una
chilena que ama Iloca y un “gringo” enamorado que se hizo realidad en tan poco
tiempo.
En tres
líneas se puede escribir; en tres frases se puede decir, a tres años del
desastre se inaugura el Colegio de Iloca.
En
palabras del Alcalde de Licantén Marcelo Fernández Vilos, “Los héroes no están
sólo en las plazas, parques o museos…muchas veces están a nuestro lado, más
vivos que nunca, adelantándose, anunciando los cambios, entusiasmando, haciendo
lo que nadie más.”
Esta frase fue plasmada en una placa recordartoria que
el matrimonio conformado por Benjamin S. Walton y Lucy Ana Avilés, que ha
donado el colegio, se lleva a los Estados Unidos de Norteamérica.
Pero esta
crónica no puede dejar de referirse a esos niños que quedan con un colegio, sí
un colegio; más que escuela. Es un decir, suena más digno, y la
infraestructura merece así ser llamada.
A ningún
vecino de la costa le importa cuánto costó ni quiénes vinieron a la
inauguración, sino que ponen el foco de atención en que hay que merecerse el
colegio, así es que se esforzarán por estar a la altura, como lo ha estado la
Fundación Alejandro Rojas Sierra y sus personeros, que canalizaron la donación;
o la Municipalidad de Licantén que supo cómo ponerse a disposición por un
regalo que ni un Presidente de la República ni una Subsecretaría de Desarrollo
supo costear.
Ya están
pensando en cómo ocupar los espacios, en la forma en que tendrán que aprender; en
cómo desean que los hijos de la costa, esos mismos que fueron visitados y
sobreexpuestos hasta el cansancio, sean mañana los médicos, arquitectos,
administradores, profesores, alcaldes o hijos ilustres que se disputen el
nombre de otros edificios públicos que merezcan la pena en la costa, sea La
Pesca, Iloca o Duao, da lo mismo.
“Varias generaciones futuras sabrán
de ustedes y darán gracias por lo que han hecho por nuestra comunidad toda y en
especial por la costa de Licantén. Gracias, Lucy Ana Avilés Hernández y
Benjamin S. Walton.” Chile, Licantén, 2013.
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