Una emotiva y significativa ceremonia se realizó en la plaza de armas de
la ciudad en el marco de los 272 años. La actividad denominada “Una lanza para
Lautaro” contó con la participación del alcalde Javier Muñoz, los concejales
Enrique Soto y Leoncio Saavedra, Gendarmería de Chile, la comunidad mapuche
Folil Mapu y diversos representantes de las organizaciones sociales de la
comuna.
Cabe destacar, que esta lanza fue confeccionada por internos del centro
penitenciario curicano (CPC) y donada a la ciudad de Curicó, en este contexto
el alcaide (s) del CPC Alex Parra se
refirió a esta entrega “la verdad que para nosotros como institución es muy
importante abrir las puertas a la comunidad para que ellos vayan conociendo la
labor nuestra. En este caso nació de parte del municipio, en conjunto con los
internos el realizar y hacer esta lanza que utilizaba Lautaro. Para nosotros
esto es súper importante y ojalá que la gente la cuide”, precisó.
Por su parte, Margarita Huenchullan Presidenta de la Comunidad Mapuche Folil
Mapu se mostró emocionada y agradeció
este gesto. “Para mí y la comunidad es un orgullo y una
enorme felicidad de poder recibir de parte de ellos este homenaje a Lautaro.
Nunca me esperé esto y estoy muy agradecida y emocionada”.
El alcalde Javier Muñoz destacó la iniciativa del centro penitenciario y
realizó un llamado a la comunidad a cuidar esta lanza, “en el marco del
aniversario de nuestra ciudad, es innegable el legado que tiene el pueblo
mapuche y este monumento es parte de esta historia. Lamentablemente, hay que
decirlo, esta estatua ha sido repuesta en reiteradas ocasiones y se les ha
generado daños de parte de personas que no valoran y respetan la historia de
nuestra cultura. Hoy día queremos agradecer a los internos del centro
penitenciario de Curicó, porque los internos de este centro han repuesto esta
lanza, pero también el llamado es a que cuidemos nuestro patrimonio y a
respetemos nuestra cultura e historia”,
puntualizó.
CONTEXTO
El toqui Lautaro fue tallado por el artesano y escultor costino Kako
Calquín, y en la actualidad y como parte de la historia curicana se encuentra
instalado en la plaza de armas de la ciudad.
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