El Dr. Marcos Carrasco, académico de la
Escuela de Agronomía UCM, entrega una serie de claves indispensables para
comprender y evitar este fenómeno climático.
Las bajas temperaturas encienden
las alertas por el riesgo de heladas y las posibles consecuencias que pudiese
traer para la agricultura.
Para explicar este fenómeno
climático, el Dr. Marcos Carrasco-Benavides, académico de la Escuela de
Agronomía de la Universidad Católica del Maule, aclara que cuando se habla de
una helada “se refiere al daño producido
por la combinación de la baja temperatura, la intensidad y la duración de este
fenómeno, que puede prolongarse desde horas hasta días. Por ejemplo un cultivo
podría resistir un evento de baja temperatura de una hora, pero si este se
prolonga por más tiempo, el daño será inevitable”.
Normalmente las heladas son
fuente de preocupación cuando éstas se manifiestan en períodos de ciclos de
cultivos, generalmente al finalizar el invierno e inicios de la primavera,
cuando los frutales y viñas salen del receso; o también para el caso de cultivo
de hortalizas de invierno y primores, como por ejemplo los tomates que salen al
mercado a inicios de primavera donde un evento de esta naturaleza puede ser
crítico.
En cuanto a las medidas de
prevención que pueden aplicar los agricultores, el Dr. Carrasco-Benavides
explica que lo primero que se debe identificar cuál es el origen de la helada,
ya que eso ayudará a tomar medidas paliativas para evitar los daños producidos.
Es así como existen heladas radiativas
y otras advectivas.
Las primeras, “se producen por la disminución de temperaturas debido al flujo de
calor desde la superficie del suelo y plantas hacia la atmósfera”. Este tipo de heladas son comunes en la zona
central y generalmente ocurren durante la madrugada.
“Durante el día, la superficie de la Tierra recibe calor producto de la
radiación solar, acumulando una parte de este calor en el suelo,
construcciones, plantas, cuerpos de agua y cualquier otro objeto disponible. (…)
Pero, cuando hay noches frías, despejadas, con baja humedad relativa, el calor
contenido en la superficie de la Tierra se mueve verticalmente hacia la atmósfera
haciendo que ésta se enfríe rápidamente”, detalla.
En las heladas radiativas la
humedad relativa al aire es un factor clave. Es así como se pueden identificar
las heladas blancas (baja o nula presencia de viento, baja temperatura y alta
humedad relativa) y las negras (baja o nula presencia de viento, baja
temperatura y baja humedad ambiental).
Y existen las heladas de tipo
advectivo o heladas por viento y se producen por el movimiento de masas de aire
frio que desplazan y reemplazan las masas de aire tibio en la superficie. La
última helada advectiva registrada en Chile fue durante septiembre del 2013, la
cual generó muchos daños a la agricultura de la zona central.
¿Cómo
prevenirlas?
Hay diversos métodos para
combatir las heladas, sin embargo, el Dr. Carrasco-Benavides advierte que las
únicas heladas que se pueden combatir son las de tipo radiativas.
“Las
de tipo advectivo normalmente son inevitables, dada sus características de
duración (días hasta semanas) y por el efecto que produce el viento que remueve
el aire caliente que podría producirse en la superficie por cualquier método de
calefacción”, plantea.
En el caso de las heladas
radiativas se pueden utilizar ventiladores gigantes y helicópteros, que generan
un proceso de inversión térmica, lo que aminora el efecto de la helada. También
se pueden usar aspersores de agua ubicados sobre el follaje de los cultivos.
“Este
método es reconocido por su efectividad e incluso se ha sugerido como una
posible alternativa ante heladas advectivas, pero su desventaja es que consume
mucha energía, ya que considera el flujo continuo de agua debido a la necesidad
de que ésta esté cayendo sobre las plantas durante toda la duración de la
helada”, explica Dr. Carrasco-Benavides.
Otro método puede ser cubrir los huertos con cortinas
plásticas móviles que permiten generar un efecto invernadero.
Y la tecnología también puede ayudar, ya que
actualmente existen programas computacionales que dan alertas de presencia de
heladas, que pueden ayudar a tomar medidas de manera oportuna.
Finalmente, el académico de la UCM advierte que “es importante destacar que la efectividad
de los métodos de control ha sido indicada como relativa, donde el éxito va a
depender del funcionamiento continuo de los equipos durante todo el tiempo que
dure el evento, además de la capacidad de cubrir una mayor superficie”.
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