Expertos de la U. Católica del Maule explican por qué
tuvimos tan pocas lluvias el pasado mes de junio y entregaron consejos para que
los agricultores puedan cuidar y utilizar mejor el agua.
Cambios bruscos de temperaturas, escasa lluvia en junio y otras
anormalidades, son algunas de las consecuencias que estamos viviendo en el
invierno de este año en la región del Maule.
Fenómeno que
se da porque “los gases de efecto
invernadero, y principalmente por el CO2 generado por el
uso de combustibles fósiles, que hace que tengamos un aumento de la
temperatura, afectando al clima local, nacional y mundial”, tal
como lo aseguró Raúl Becerra, decano de la Facultad de Ciencias Básicas, que
realizó un postgrado en Estados Unidos en Biología Marina y Ciencias
Ambientales.
Además de las altas temperaturas, el
calentamiento global produce cambios en la cantidad de precipitaciones: “El aumento de la temperatura implica
modificar los regímenes de los vientos y ello afecta a la
atmósfera, generando por ejemplo, huracanes o trombas marinas donde antes
no se presentaban y si a ello se suman factores como rotación de la tierra y su
efecto en las corrientes marinas y el efecto de la luna en las mareas, entre otros,
podemos entender que existe un buen número de factores que pueden modificar
cuantitativamente la cantidad de lluvia sobre el territorio de nuestro país”,
señaló Becerra.
Y aunque en el mes de junio el agua
prácticamente no llegó, teniendo el 80% menos de precipitaciones que en un año
normal en la región, Becerra espera tener un invierno con gran cantidad de
agua: “Las lluvias se concentrarán de
julio a agosto y con una alta probabilidad de gran cantidad de agua en corto
tiempo. Se calcula entre 40 a 60 litros por metro cuadrado, en la medida que se
siga fortaleciendo la corriente del niño”.
Cómo
cuidar este recurso natural
El panorama permite tener un poco más de
optimismo, pero de todas formas no es del todo auspicioso según Enrique Misle,
académico del Departamento de Ciencias Agrarias de la U. Católica del Maule: “En cualquier caso no hay que pensar que el
agua dejará de ser escasa. Por más que llueva lo normal, los usos del agua se
incrementan cada día, es decir, la demanda. Hay que pensar en medidas que
propendan a la buena gestión del recurso. Sin duda la agricultura es el
principal consumidor de agua en la región. Eso la hace más vulnerable pero
también más responsable”.
Ante la necesidad de agua el profesor de
la UCM cree que los agricultores deben trabajar en buscar soluciones
definitivas, proponiendo varias medidas. “Se
pueden hacer muchas cosas hay que tener imaginación. Las medidas a tomar pueden
orientarse a cómo obtener más agua, cómo hacer uso más eficiente y cómo
mantener su calidad o evitar su contaminación”.
Concretamente, Enrique Misle plantea a
los agricultores una serie de medidas como cuidar el suelo, ya que como él
señala es “el mejor estanque acumulador
que el agricultor posee, se debe evitar el escurrimiento de la lluvia,
impidiendo la compactación, así como lograr que el suelo nunca esté
descubierto”.
También el académico propone que se
utilice la técnica “cosecha de agua” que cada año tomará más fuerza y que
consiste en “realizar determinadas
intervenciones en el terreno que favorezcan el movimiento del agua de lluvia
hacia ciertos puntos donde puede ser colectada y acumulada. Esto puede resultar
de un gran potencial cuando se trata de predios grandes que tienen extensiones
de lomajes y cerros”.
Otra alternativa es el uso de acolchados
también llamados “mulch” en inglés. “Éstos
pueden ser orgánicos (naturales) o sintéticos (artificiales). Por lo general
equivale a decir paja u otros residuos vegetales o films plásticos que se usan
para cubrir el suelo donde crecen los cultivos. Esto disminuye la evaporación
hasta el extremo de casi suprimirla en el caso de los plásticos”. Además el
profesor del Departamento de Ciencias Agrarias Enrique Misle, hizo un llamado a
cuidar este recurso natural: “Por más
excelente gestión que intente un agricultor, nada puede hacer si la población y
la industria contaminan el agua; por más excelente gestión que la población
quiera tener para beber agua sin nitratos, nada puede hacer si los agricultores
no hacen un uso eficiente de los fertilizantes”.
“No
olvidemos que lo que llueve en esta región en un año escaso es normal y hasta
abundante en el norte chileno así como en muchos países del mundo”,
finalizó el académico de la UCM.
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