Este fin de semana se lanzó en el
sector Los Castaños de Curicó el libro recopilatorio del Club deportivo y
Social del mismo nombre; “EL CHARRÚA llegó a La Granja” de Mario Ramírez Piña,
más que un relato; una vivencia.
Tal sólo unos kilómetros al interior,
en el sector Los Castaños de Curicó, Región del Maule; el campo chileno, ese
que vive como el inquilinaje de antaño y convive con el patrón de fundo que
ocupa la sede social y el pastoreo de ganado en la cancha de fútbol, sagrada
los fines de semana, de riego tendido, rodeada por canales de regadío,
desordenada, con aplicaciones de raíces en los corners y rodeada de álamos, se
erige como una catedral de culto los domingos.
De ahí viene esta historia, que tiene
varias caras: la del hecho relatado, la de la idiosincrasia generada por ser un
rincón y el del que cuenta el relato, todos en una mezcla de sincretismos
sabrosos como los frutos cosechados en los alrededores.
Al llegar al lanzamiento del libro “EL
CHARRÚA llegó a La Granja” (que se realizó en propia cancha del sector) tuve
típica experiencia de citadino al pasar de largo y no entrar en el callejón “a
la vuelta del puente chico a la derecha”, llegando a una cancha de fútbol para
mí anegada, para ellos regada y preguntar dónde estaba el Club Los
Castaños. La respuesta menos que hosca,
digámoslo casi agresiva fue: “¡Na’ que ver acá po’ iñor…esto es el Flamingo!”.
Esa reacción nos hizo saber sin más,
que las rivalidades del mundo del Barcelona y Real Madrid, o Curicó Unido vs
Rangers de Talca, se hacen patente con la misma o mayor pasión y honor que en
las ligas mayores. Sobre la marcha tuve
que saber que a esas alturas era de Los Castaños y jamás sería del juramentado
archirrival Flamingo, ubicado a dos lejanos kilómetros.
El relato del libro pasa a ser una
anécdota, cuando vemos que los mismos personajes de tantas historias de fútbol
se mezclan con formas de ser que representan a una raza en extinción, la del
fútbol rural, del empeño de dirigente-jugador-entrenador y formador de hombres
de fuste, esos mismos que enseñan de ética en el deporte y de maña en la
cancha. Como en la vida.
¿Por qué Charrúa? El propio autor explica apenas presentado el
libro: “La respuesta es muy simple: Somos poquitos igual que los uruguayos
(“Charrúas”). Somos corajudos igual que
los uruguayos (“Charrúas”). Somos
valientes igual que los uruguayos (“Charrúas”)…” y ¿por qué La Granja? Ese es
el nombre del estadio de la provincia de Curicó, que por esas bromas de la
historia es una mitad; la otra sigue siendo la misma galería de tablón de los
años 70s.
Y del autor qué podemos decir: Mario
Ramírez Piña, un nuevo amigo de profesión, futbolero rural por afición y
escritor patrimonial por extensión.
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