Un estudio centrado en el maltrato
físico y psicológico entre estudiantes realizó la Superintendencia de
Educación, temática que desde 2014 a la fecha encabeza la lista de denuncias
con un 20,8% a nivel nacional. ¿El objetivo? Visualizar el contexto en que se
producen estas prácticas y el tipo de agresión, para el diseño de herramientas
preventivas.
El informe da cuenta de dos
cifras relevantes: que las denuncias de maltrato entre pares tuvieron un alza
del 21,4% entre enero y noviembre de este año, con respecto al mismo periodo de
2016, y que en estos 11 meses la Superintendencia de Educación ha recibido 8,2
denuncias diarias por este concepto, a diferencia de las 6,7 ingresadas por día
el año pasado.
El mayor porcentaje de estas
situaciones se concentra en la Educación Básica (72,9%), donde el segundo ciclo
presenta las tasas más altas (5° a 8°), seguida a distancia de la Educación
Media (23,5%), con la particularidad de que en la primera el maltrato físico
está más presente y en la segunda el psicológico. Los cursos más afectados son
el Quinto y el Séptimo.
En cuanto a la dependencia la
tasa más alta se da en los establecimientos particulares subvencionados, con
7,9 denuncias por cada 10 mil estudiantes; en el sector municipal, con 7,4 y en
los colegios particulares pagados con 6,1.
A nivel de regiones, Tarapacá
(14,7), Aysén (12,7) y la Región Metropolitana (10,3) tienen las tasas más elevadas,
y La Araucanía la más baja, con 3,4. En tanto, la Región del Maule presenta 3,9
denuncias ubicándose en el penúltimo lugar de la medición nacional.
Usando categorías e indicadores
propuestos por Unicef, la Superintendencia levantó una muestra aleatoria de 746
denuncias recibidas a nivel nacional entre 2016 y 2017 (394 de maltrato físico
y 352 de maltrato psicológico), para observar por separado lo que está pasando
con ambas subcategorías.
El análisis reveló que del total
de denuncias respecto del maltrato físico el género masculino aparece como el
más agredido (58,4%) y también como el más agresor (68%); que en un 79% de las
denuncias el agresor es un compañero del mismo curso; que el 87% tiene,
incluso, la misma edad; que el 66% de las situaciones fueron cometidas por un
agresor individual y que el 63% de las agresiones son reiteradas.
En cuanto a las formas típicas de
maltrato físico, es decir cómo fue la agresión, en qué parte del cuerpo y con
qué, el estudio precisa que en el 79,9% hubo golpes de puño, patadas,
empujones, cabezazos, rasguños, cachetadas y acciones de estrangulamiento, sin
uso de objetos, y que en el 18% sí hubo uso de uso de elementos externos.
Frente a los lugares de mayor
ocurrencia de las situaciones de maltrato, el informe indica que el 35,8% se
produce en la sala de clases, el 26,7% en el patio, el 10,2% en distintas
partes, el 7,4% fuera del establecimiento (calle, plazas), el 6,3% en el baño y
el 5,7% en la puerta de la escuela.
A diferencia del maltrato físico,
en el maltrato psicológico el total de denuncias revela que el género femenino
aparece como el más agredido (66%) y también como el más agresor en este ámbito
(53%); el 92,3% asegura que la agresión provino de un compañero de curso; el
69,2% que se trató de un agresor individual, y el 87,7% que sufrió agresiones
reiteradas en el tiempo.
El 44,7% de las denuncias por
maltrato psicológico da cuenta que la agresión consistió en amenazas u
hostigamiento; el 15,7% señala haber sufrido burlas y descalificaciones y el
15,5%, insultos y garabatos.
El maltrato psicológico también
se produce básicamente en las salas de clases (47,5%), en patios (30,6%), en
otros lugares del establecimiento (7,3%) y en las redes sociales (5%).
Las consecuencias del maltrato físico
y psicológico son de gravedad y se manifiestan –según lo declaran los denunciantes-
en fobia escolar, en no querer o dejar de asistir al establecimiento, con el
consiguiente riesgo de pérdida del año escolar o deserción; daño psicológico y
emocional, tratamientos médicos, daño físico momentáneo y/o permanente,
intentos o ideas suicidas y bajo rendimiento académico.
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