Paola Parra Economista Humanista
Un sistema de creencias opera, porque aunque no es la
realidad, es tan fuerte lo que la gente cree, que a pesar de saber que la están
engañando lo mismo funciona.
El sistema económico-social de Chile es supuestamente de
libre mercado, pero de libre no tiene nada, porque al fin y al cabo es la
dictadura del capital o dinero. Es la economía del canibalismo, donde los peces
más grandes se comen a los más chicos.
Pero la pregunta que uno se hace es, aun sabiendo, que el
sistema es tan injusto, ¿por qué se mantiene? Porque nos hicieron creer que no
hay otro posible. Y también nos hicieron creer que las grandes empresas y los bancos
son los que aportan al crecimiento de una economía. Que es gracia a esas
entidades que tenemos trabajo y las pequeñas empresas tienen a quien vender sus
productos. Entonces de acuerdo a este sistema de creencias, a estas empresas
hay que apoyarlas. Como se diría en el campo: “Al rico hay que cuidarlo porque
es el que nos da la pega”
La economía en Chile está basada en el apoyo de todo el
aparato estatal a las grandes empresas y los bancos.
A que nos referimos con “grandes empresas”. Son empresas que
transan sus acciones en la bolsa. No estamos hablando ni de pequeñas, ni
medianas empresas. Son grandes conglomerados que controlan toda la economía, la
política y los medios de comunicación, controlando así también lo que la gente
opina y por lo tanto lo que todos seguimos creyendo.
Y estas grandes empresas son de propiedad de muy pocas
familias, conocido como los “grupos económicos”.
¿Y como empezó toda esta historia?
Con el plebiscito del 80 nos impusieron una Constitución que
fijó todo el marco político-social y económico de Chile, que hasta el día de
hoy perdura. No se ha cambiado ni un ápice. En esta Constitución se
establecieron los cimientos para el crecimiento de estos grupos económicos, los
cuales asociados con capitales
transnacionales, han logrado apoderarse de las principales áreas de producción
y empresas del país.
¿Cuáles fueron las principales reformas económicas que
permitieron lograr lo que estamos planteando y que siguen hasta el día de hoy?
1) Privatización
de todos los servicios públicos (luz, teléfono, agua, etc.)
2) Creación del
sistema de AFP, obligando a todos los trabajadores a cotizar bajo ese sistema.
3) Desarrollo de
un modelo exportador basado, fundamentalmente, en la extracción de recursos
naturales y exportación de materias primas.
Conjunto con ello, reducción de los aranceles que destruyo la industria
nacional. De este modo nada se procesa en Chile.
4) Creación del
mercado privado de la salud y de la educación que logra obtener muchos recursos
del Estado.
Mucha gente podrá opinar que por qué somos tan críticos con
este sistema, si al fin y al cabo ha sido muy eficiente y ha logrado
crecimiento económico. Y que si nos comparamos con otros países, estos no
tienen el crecimiento que ha logrado Chile.
Lo primero que habría que aclarar es que uno no se opone a
que haya emprendimiento privado y que no todo tiene que estar bajo el Estado.
Uno no es tan obtuso. Pero el punto es que estas grandes empresas se han
apoderado de toda la economía y nos han dejado unas migajas para los ciudadanos
comunes y las pequeñas empresas.
Pongamos un ejemplo concreto de cómo funciona este sistema
explicando el funcionamiento de los Fondos de Pensiones
Los fondos de pensiones que al día de hoy representan el 80%
del PIB, cifra bastante alta y que es dinero que pertenece a todos los
trabajadores, los cuáles no tienen ningún derecho de decidir, están invertidas en las acciones en la bolsa
o bien se depositan en los bancos. Es decir los trabajadores estamos
financiando el crecimiento de estas grandes empresas y bancos. Y cuando
solicitamos un préstamo al banco (que al fin y al cabo es nuestra plata) nos
cobran un interés sanguinario. Y al momento de jubilarnos con suerte percibimos
un 30% de nuestro sueldo promedio.
Son cada veces menos empresas que controlan lo que más
consume la gente (servicios, alimentos, salud, pensiones). Es un oligopolio que
logra lo que ya todos conocemos: La colusión. Ellos se logran poner de acuerdo en
los precios que van a vender y la cantidad que van a producir. Obteniendo de
este modo millonarias y no-éticas ganancias. Esto lo vimos en el caso de las
farmacias, los pollos, Isapres, AFP, Bancos, etc.
Y luego en la noticias se dan a conocer los números de estas
empresas y todos aparecen muy “sorprendidos e indignados” y reclaman que el
Estado debería fiscalizar más. Cosas que es imposible, porque por más
fiscalización que se ponga lo mismo van a lograr una forma de encontrar la
salida porque todo el aparato jurídico- legal está armado a su favor.
Veamos otro ejemplo con el tema de la salud. Y con el
sistema AUGE.
El sistema AUGE está implementado para que las clínicas
privadas reciban financiamiento del Estado, ya que si un hospital no tiene
camas y es una enfermedad del AUGE, la persona puede acudir a una clínica y
luego todo lo paga el Estado. Todos suponemos cuál será es el monto de esa
factura. Entonces en vez de financiar la
construcción de más hospitales con buenos equipamientos y con médicos bien
pagadas se envían los recursos de la nación al sector privado.
Todo lo que estamos diciendo no es nada nuevo, y seguramente
todos lo sabemos ya, pero como dijimos al comienzo aquí hay una creencia
detrás: “Al rico hay que cuidarlo porque nos da la pega”. Y quienes son los
ricos, son los mega-grupos económicos que controlan toda la economía, la
política y los medios de comunicación. Y como ellos supuestamente son los que
hacen que la economía se mueva y los que dan empleo, todo debe estar a su
servicio. Los fondos de pensiones de los trabajadores y los recursos del Estado
destinados para salud y educación. Junto con ello se les aprueba todos sus
proyectos empresariales, no importando si contaminan ciudades enteras y
destruyen la salud de sus habitantes.
¿Y cuál es la salida a todo esto?
La única salida es dejar de creer en aquellos que sustentan
este sistema, los cuáles nos hacen sentir que no hay otro modelo económico
posible. Hay que abrirse a la posibilidad de construir un nuevo modelo de
sociedad que ponga al ser humano como valor central y no al enriquecimiento de
unos pocos.
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