La situación era insostenible se señalaba en Palacio. No
sólo después de los magros resultados que tuvo la Alianza en las municipales,
sino que también tras las sendas entrevistas que, el fin de semana, dieron
Laurence Golborne y Andrés Allamand explicitando ya sus intenciones
presidenciales.
No en vano, eso era casi pasar por alto el mensaje que en
varias ocasiones había enviado el propio Presidente Sebastián Piñera: los
ministros debían dedicarse a las tareas propias de sus carteras. Y ellos
claramente no habían cumplido la instrucción.
Así y tras un fin de semana de reflexión y un lunes de
intensas reuniones, el Jefe de Estado decidió no dilatar más la situación y convocar
a su gabinete a La Moneda, con la excepción del canciller Alfredo Moreno, que
se encuentra en Francia afinando los detalles de la defensa nacional ante la
controversia marítima con Perú ante la Corte de La Haya y el ministro de
Educación, Harald Beyer, quien está en Nueva York.
La decisión no fue fácil, pues este ajuste ministerial -el
quinto de su Gobierno- comienza a marcar la etapa final, pero decisiva de la
administración Piñera.
Tras los resultados de las municipales, en el Gobierno
existe conciencia de la necesidad de dejar todo en la calle para que la
ciudadanía perciba de una buena vez los esfuerzos que hace el Ejecutivo, no
reflejados en las encuestas.
Eso resulta clave no sólo para Piñera, sino que para la
Coalición por el Cambio con miras a las parlamentarias y sobre todo las
presidenciales. Asunto no menor, pues todo apunta a que el panorama en la
Concertación está claro y sólo resta explicitarlo. Y en ese escenario, la
oposición corre con ventaja, ya que cuentan con una casi segura candidata
presidencial, Michelle Bachelet, que goza de alta popularidad, y el bloque
viene con el aval de su triunfo en las municipales.
De ahí la necesidad de que Allamand y Golborne dejen el
gabinete y entren a la cancha presidencial. Es decir, que salgan a la calle a
convencer a la ciudadanía de algo que hoy parece complejo a la luz de los
sondeos y los resultados electorales: que vuelvan a confiar en un Gobierno de
centro-derecha.
Es en este sentido que el Jefe de Estado tras agradecer la
gestión de ambos, a quienes se refirió como amigos, en el gabinete, también los
conminó a "salir con la frente en alto a recorrer el país, a entregar un
mensaje de futuro, de esperanza, a defender nuestras ideas de libertad,
justicia y progreso; a conquistar las mentes y los corazones de una nueva
mayoría de chilenos".
ALLAMAND Y GOLBORNE FRENTE
A FRENTE
Así, la carrera en el oficialismo está abierta. La contienda
será ardua. Allamand seguirá en la senda de marcar diferencias con Golborne. De
hecho, su estrategia apunta a mostrarse como un hombre de Estado, consecuente y
con experiencia en el servicio público, a diferencia del ex titular de OOPP que
surgió en la vida política sólo con su convocatoria a integrar el gabinete de
Piñera y saltó al conocimiento público con el rescate de los 33 trabajadores de
la mina San José.
Golborne, por otra parte, contará con todo el respaldo y la
maquinaria UDI para tratar de imponerse en una primaria a la experiencia de
quién ha sido dirigente estudiantil, presidente de RN, legislador y ministro de
Estado.
ESTRATEGIA POLÍTICA
Pero no sólo la salida de Allamand y Golborne trajo este
ajuste ministerial. También implicó la "promoción" de Andrés Chadwick
desde la Secretaría General de Gobierno al Ministerio del Interior, cargo que
dejó Rodrigo Hinzpeter.
El arribo de Chadwick no es casual. Se trata de un político
de vasta experiencia, que ya conocía el quehacer de Palacio y que, además, es
conocido como un excelente negociador, lo que sin duda puede jugar a favor en
su rol de jefe de la seguridad del país.
En esa misma línea, se prevé que Chadwick -que al igual que
Hinzpeter es hombre de confianza de Piñera- generará menos anticuerpos tanto en
el mundo político como en el movimiento social, que de manera permanente ha
cuestionado al ex jefe de gabinete.
La gestión de Hinzpeter, además, había sido cuestionada en
medio del desempeño de Carabineros en las marchas estudiantiles y, en las
últimas semanas, en medio del caso sobreprecios y la renuncia de Alejandro
Peña, que le valieron incluso una nueva interpelación aprobada en segundo
intento por la oposicion en la Cámara de Diputados.
El puesto de Chadwick lo ocupa una mujer que se ha hecho
notar en política: la RN Cecilia Pérez, ahijada política de la senadora también
RN Lily Pérez.
Desde el concejo de La Florida a la subsecretaría del
Sernam. Desde ahí, Pérez saltó a la Intendencia Metropolitana, donde se hizo
conocida por su firmeza a la hora de enfrentar a los estudiantes y a las barras
bravas, lo que incluso le ha valido amenazas de muerte.
La llegada de Pérez a la vocería de Palacio busca dar cabida
a las mujeres en Palacio y de paso, dar cercanía a la gestión Piñera.
En efecto, se buscará acercar la labor gubernamental a la
ciudadanía, porque se ha detectado que uno de los puntos débiles de la gestión
Piñera es que aparece lejana y confrontacional.
HINZPETER A DEFENSA
La llegada de Hinzpeter al Ministerio de Defensa, en tanto,
acomoda a quien ha acompañado a Piñera desde sus tiempos de presidente de RN.
Se trata de un puesto estratégico, donde se requiere visión
de largo plazo, estudio, análisis y conocimientos jurídicos, temas fuertes para
el abogado, que deberá liderar junto a Alfredo Moreno un tema importante como
la defensa de los intereses chilenos ante la Corte Internacional de La Haya.
LAS OTRAS PIEZAS
La llegada de Loreto Silva a la titularidad del MOP aparece
revestida del simbolismo de ser la primera mujer en ocupar la cartera de Obras Públicas en la
historia de Chile.
Y en el caso del nombramiento de Rodrigo Pérez Mackenna como
biministro de Vivienda y Urbanismo –y ahora de
Bienes Nacionales- el Gobierno apostó a una fusión que aún no tiene
plazos para concretarse, pero que en la práctica ya operó como tal durante el
Gobierno de Ricardo Lagos Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario