Con una ceremonia
cívico militar, la Municipalidad de Molina, el Rotary Club de la ciudad y la
Fuerza Aérea de Chile recordarán el accidente aéreo que hace 100 años costó la
vida a dos destacados miembros de la Fach, ocurrida en el sector Cerrillo
Bascuñán de la comuna.
La tragedia costó
la vida al teniente Tucapel Ponce y al oficial explorador,
teniente Emilio Berguño. Ocurrió el mediodía del 7 de Abril de 1915, cuando las
victimas pilotaban un frágil biplano Brhguet 100HP, el que por alguna falla
desconocida, cayó a gran altura y velocidad en lo que hoy es el sector
Cerrillo Bascuñán de Molina, falleciendo
instantáneamente ambos ocupantes, incipientes promesas de la aviación chilena.
El evento que recordará este triste
episodio de la aviación chilena, se realizará este domingo 19 de abril a las 11
horas en la plaza de Molina, en la que participarán las autoridades municipales
de la comuna, del Rotary y de la Fuerza Aérea de Chile.
“Molina recuerda siempre a estos
aviadores con un monolito que tenemos en nuestra plaza, por lo que ambos
aviadores forman ya parte de la historia de nuestra comuna, por eso también
queremos que las nuevas generaciones conozcan la historia de estos mártires por
lo que invitamos a toda la comunidad a participar de este acto en su recuerdo”
dijo Priscilla Castillo, alcaldesa de Molina.
“La idea y el sentimiento es
recordarlos porque un pueblo sin historia es solo eso, un pueblo. Ese es el
motivo central de la actividad, recordarlos para no olvidar a estos aviadores
que tuvieron la mala suerte de tener este accidente en 1915” dijo Ramiro
Figueroa, presidente del Rotary Club de Molina.
Trágico
primer vuelo
El avión el BrCguet 100 HP en que viajaban las dos víctimas había
despegado del campo neutral de San Rafael hacia el norte. Mientras volaba cerca
de Molina, el motor comenzó a fallar, motivo por el cual el teniente Ponce decidió
aterrizar escogiendo un potrero en el fundo “El Triángulo”.
Un fuerte viento sur le impidió hacer la
maniobra con éxito, como tantas veces lo había hecho, precipitándose al suelo. Los
cuerpos de Ponce y Berguño quedaron destrozados hasta el extremo de
no reconocérseles sino por el uniforme. El golpe fue tan recio que el
motor se enterró casi por completo en el suelo. La hora precisa
del accidente no es precisa, pero el reloj que llevaba el piloto, detuvo su
marcha marcando las 12 en punto, hora peligrosa, según muchos
aviadores de esa época, por ser frecuentes los remolinos de
aire.
Cabe mencionar que Berguño tuvo resistencia de parte de
su familia para ingresar a la Escuela de Aviación, en calidad de
alumno. Su entusiasmo lo hizo inscribirse como observador en las
maniobras, encontrando la muerte en su primer vuelo.
Los restos mortales de estos jóvenes héroes fueron conducidos a
Molina, cuyo homenaje tuvo caracteres de una verdadera apoteosis. Desde
Molina los restos fueron enviados por ferrocarril a Santiago para luego
ser sepultados en el Cementerio General.
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